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      . Artículo sobre TDAH - Trastorno por Déficit de Atención con o sin Hiperactividad :

 

 

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Artículos en la web:

 

      . Artículo sobre Autismo (Trastorno del Espectro Autista - TEA) :

 

 

 

5  Claves para comprender el Autismo

 

 

 

Con la publicación del DSM-V se ha producido un cambio radical en el primer capítulo del (próximamente en desuso) DSM-IV-TR, antes denominado Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia, en el que se incluía la categoría diagnóstica de Trastorno Autista.

Tanto, que ambos han desaparecido.

 

Ahora, el primer capítulo se titula Trastornos del Neurodesarrollo (según el original en inglés y a la espera de la traducción al español), queriendo enfatizar la afectación global que, a nivel de desarrollo del sistema nervioso, se evidencia en los trastornos incluídos bajo su epígrafe.

En dicho capítulo podemos apreciar una completa reorganización de los trastornos que antes formaban parte de los Trastornos de inicio en la infancia, la niñez o la adolescencia, ya que:

-algunos se han agrupado en categorías con una nueva denominación, como le sucede precisamente al Trastorno Autista;

-otros permanecen aunque con ligeros cambios, como el Trastorno por Déficit de Atención con Hiperactividad (TDAH), ahora concebido como alteración del desarrollo neuronal;

-y otros han sufrido un cambio de ubicación, apareciendo en capítulos diferentes y bajo agrupaciones nuevas, como la Pica o el Trastorno de rumiación, y como el Trastorno disocial (Conduct disorder) o el Trastorno negativista desafiante, estos últimos ahora bajo un nuevo capítulo, Trastornos disruptivos, de control de impulsos y de conducta (tal y como aparece en el original).

 

Pero volviendo al tema que nos ocupa y centrándonos en el Autismo, en el DSM-IV-TR se incluía dentro del apartado Trastornos Generalizados del Desarrollo (TGD) bajo la denominación de Trastorno Autista. Junto a esta categoría diagnóstica, se encontraban otras como Trastorno de Rett, Trastorno Desintegrativo Infantil, Trastorno de Asperger, o Trastorno generalizado del desarrollo no especificado (incluyendo Autismo atípico).

En el DSM-V, todas estas entidades independientes se agrupan en una única, denominada Trastorno del Espectro Autista (TEA), queriendo recoger la amplitud y variedad de diferencias individuales en grado de afectación, pronóstico, y evolución, que se evidencia en la realidad. De esta manera, lejos de restricciones categoriales, se quiere dotar al autismo de una nueva concepción dimensional que refleje de forma fehaciente la realidad.

 

Y aquí tenemos ya las dos primeras claves para comprender el Autismo: es un trastorno generalizado, y es un trastorno dimensional.

 

Continuemos en busca de una tercera. Siguiendo una presentación piramidal, podríamos continuar con la manifestación clínica del trastorno, o más apropiadamente, del espectro. Anteriormente, se incluían 3 áreas afectadas, en las cuales era necesario cumplir al menos 1 criterio (y 2 criterios en una de ellas) para poder diagnosticar Autismo (junto a otros dos requisitos adicionales). Las áreas deficitarias en cuestión eran:

-interacción social: a nivel de interacciones no-verbales y emocionales, y de relaciones sociales (detectar intenciones en los demás –“teoría de la mente” en los otros-, etc.);

-comunicación: lenguaje oral y comunicación gestual, capacidad conversacional, y juego realista o social.

-patrones de comportamiento, intereses o actividades: aparición de rituales, manierismos, e intereses restringidos.

 

El DSM-V ha agrupado las dos primeras en una que denomina como comunicación social e interacción social, y mantiene la tercera, incluyendo en esta última las alteraciones en reactividad sensorial tanto por defecto como por exceso, es decir, hiper- e hipo-reactividad sensorial, tan características del Autismo.

Por tanto, la tercera clave serían las áreas afectadas: área social a nivel de comunicación e interacción, y área de comportamiento, intereses y actividades.

 

La relación entre Autismo y Discapacidad Intelectual o Trastorno del Desarrollo Intelectual (antes Retraso Mental) nos puede ofrecer la cuarta. Y eso se debe a que existe una estrecha relación entre ambos trastornos, ya que se estima que un 70 % de personas con Autismo también presentan Discapacidad Intelectual, y por otra parte, alrededor de un 50 % de personas con Discapacidad Intelectual (especialmente las más afectadas) presentan alteraciones en las áreas típicamente autísticas, o sea, comunicación e interacción social, comportamiento, intereses y actividades.

 

Un último aspecto importante es la intervención en Autismo. Ante un trastorno de tal magnitud de afectación y de diferencias individuales, el planteamiento más adecuado es el que busque aumentar la calidad de vida de las personas con Autismo, sobre la base de una intervención individualizada y lo más temprana posible. Así, se hace necesario actuar sobre diversos ámbitos:

-educación: los programas de intervención educativa comprenden desarrollo de competencias comunicativas (sobre el lenguaje, el habla, y la comunicación no verbal), competencias sociales (desarrollo de una “teoría de la mente” sobre los otros), competencias de juego, manejo de conductas desadaptadas, terapia ocupacional, etc.

-familia: apoyo familiar a nivel de información sobre el trastorno, sobre los objetivos y métodos de intervención, entrenamiento de la familia en cuanto a técnicas alternativas de comunicación y manejo de conductas desadaptativas, entrenamiento en habilidades de afrontamiento emocional, etc.

-terapia farmacológica: como complemento al resto de actuaciones, una disminución de la sintomatología asociada puede contribuir a la eficacia de la intervención considerada de forma global.

-apoyo social: a nivel de recursos sociales también es necesario intervenir, de forma que se provean servicios adaptados a las necesidades de las personas con Autismo, tales como servicios especiales en escuelas normalizadas, centros residenciales, centros de día, actividades de integración, ocio adaptado, campañas de información, centros específicos de formación y empleo, hogares tutelados, asistencia a domicilio, etc.

 

Por tanto, éstas son las 5 claves propuestas para entender el Autismo:

 

1.- es un trastorno que afecta de forma generalizada al desarrollo neuronal, por lo que la implicación de factores genéticos y de maduración neuronal están en la base de su etiología.

 

2.- se trata de un trastorno dimensional, en el que los límites entre las diferentes manifestaciones que antes recibían una entidad diagnóstica propia (Trastorno Autista, Trastorno de Asperger...) se difuminan, atendiendo al continuo en que se presentan los síntomas, que refleja una gran variabilidad individual.

 

3.- el trastorno presenta alteraciones en dos áreas:

a) social, a nivel de comunicación e interacción;

b) comportamiento, intereses y actividades.

 

4.- existe una estrecha interacción entre Autismo y Discapacidad Intelectual: el 70 % de personas con Autismo, también presentan Discapacidad Intelectual.

 

5.- la intervención en Autismo busca aumentar la calidad de vida de las personas, y debe adecuarse a las características individuales de los afectados, todo ello lo más tempranamente posible. Los ámbitos de intervención son: educación, familia, terapia farmacológica, y apoyo social.